viernes, 17 de octubre de 2014



  1. Aprendamos a decir no. Más que un bien le hacemos un daño a nuestros hijos cuando les damos todo lo que quieren. Motivamos el inmediatismo, la falta de esfuerzo y le damos a la satisfacción un papel muy peligroso.
  2. Pongamos límites claros, mediados por el afecto y la argumentación. Expongamos razones que justifiquen las normas, no respondamos simplemente “porque no” o “porque si”.

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