Riesgos directos
· Dependencia. El alcohol es una sustancia
adictiva que crea una dependencia similar a la de las drogas. En el caso de los
adolescentes, además ese riesgo es mucho mayor. Un estudio realizado en Estados
Unidos y publicado en la revista médica Archives of Pediatrics & Adolescent
Medicine demostró que un 47% de las personas que comienzan a consumir alcohol
antes de los 14 años desarrollan una dependencia en algún momento a lo largo de
su vida. Cuando se espera a los 21 años para empezar a beber alcohol, el riesgo
de dependencia se reduce hasta el 9%.
· Provoca enfermedades. Hay trastornos muy graves
como cirrosis, alta presión y algunos tipos de cáncer cuya probabilidad de
sufrirlos aumenta con el consumo de alcohol.
· Engorda. El consumo de alcohol engorda.
· Envejece la piel. La piel es uno de los órganos más
afectados por el consumo de alcohol.
· Problemas sexuales. El consumo de alcohol puede
provocar impotencia en los varones y alteraciones menstruales en las mujeres.
· Pérdida de memoria. El consumo frecuente de alcohol tiene efectos
en el cerebro, sobre todo en el caso de los adolescentes. No sólo provoca
pérdida de memoria, también influye en la capacidad de concentración y, en
general, en todo el proceso cognitivo.
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